Red de Alcaldes y Alcaldesas por la Paz
Salou desde el 9 de marzo de 2019, dispone de un nuevo símbolo de la Paz en el municipio (plaça de la Pau). Se trata de la plantación de un árbol por la Paz, dedicado a la memoria de las "víctimas de actos violentos". El árbol que ha plantado es un Cercis Siliquastrum, árbol de Judea o también llamado del amor por la forma de corazón de sus hojas.
Es un árbol originario de Oriente Medio y fue llevado a nuestras tierras en tiempos de las Cruzadas, en el siglo XIV. Muy pronto se plantó en los herbolarios y jardines de los principales monasterios y conventos, y era apreciado por ser referente de Tierra Santa y sobre todo por su espectacular floración, de color púrpura, que marca el fin del invierno y el inicio del buen tiempo. Se ha convertido así en símbolo de esperanza, conciliación y paz.
También se ha incorporado un buzón para que la ciudadanía pueda dipositar sus mensajes de compromiso y deseo contra la violencia y a favor de la Paz.
Salou, miembro de la Red de Alcaldes por la Paz
Desde el 2009, Salou forma parte de la organización no gubernamental de la ONU, la Red de Alcaldes y Alcaldesas por la Paz (Mayors for peace), la qual condena las armas nucleares y los ataques terroristas y hace un llamamiento a los gobiernos y a la sociedad civil para trabajar conjuntamente por un mundo seguro, pacífico y sin violencia.
Los propósitos de los alcaldes por la paz son contribuir a lograr una paz duradera a nivel mundial, despertando la preocupación entre la ciudadanía del mundo para la total abolición de las armas nucleares mediante una estrecha solidaridad entre las ciudades miembro, así como esforzándose por resolver problemas vitales para la raza humana como el hambre y la pobreza, la situación de los refugiados, los abusos de los derechos humanos y la degradación del medio ambiente.
Actualmente, son 163 países y regiones y 7.735 ciudades de todo el mundo, que se han unido a la organización, de las cuales 195 son municipios catalanes.
¿Cómo surge la Red de Alcaldes por la Paz?
En agosto de 1945, una bomba atómica redujo a escombros al instante las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, destruyendo miles de vidas. Hoy, sesenta años más tarde, miles de personas sufren todavía los devastadores efectos de la radiación y un inconmensurable dolor emocional. Para evitar la repetición de una tragedia como ésta, las ciudades de Hiroshima y Nagasaki no han dejado de hablar al mundo sobre la crueldad inhumana de las armas nucleares y han hecho llamadas continuadas para abolir las armas nucleares.
El 24 de junio de 1982, en la 2ª Sesión Especial sobre Desarme que se desarrolló en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, el alcalde de Hiroshima en aquellos momentos, Takeshi Araki, propuso un programa para promover la solidaridad entre ciudades para la abolición de las armas nucleares.
Esta propuesta puso a disposición de las ciudades una manera de sobrepasar las fronteras de los estados y trabajar conjuntamente por un mundo sin armas nucleares. Los alcaldes de Hiroshima y Nagasaki han pedido a todos los alcaldes del mundo que apoyen este programa.
Además, hay que recordar que la organización también condenó los ataques terroristas en París el 13 de noviembre de 2015 por grupos extremistas yihadistas.
Alcaldes por la Paz lo forman ciudades de todo el mundo que han expresado formalmente su apoyo al programa que el alcalde Araki anunció en 1982. En marzo de 1990, la Conferencia de alcaldes miembros de esta iniciativa está registrada en Naciones Unidas y en 1991 se le otorgó un estatus consultivo especial en el Consejo Económico y Social de la ONU.