Las aves marinas
El cabo de Salou, como accidente orográfico que penetra dentro de la plataforma continental, es una buena atalaya para observar aves marinas. Si bien nuestro mar no es especialmente rico en este grupo, se le pueden observar diversas especies. Entre las más habituales, las gaviotas: las más grandes, la gaviota sombría (Larus fuscus) y la gaviota patiamarilla (Larus michahelis), especialmente en invierno. Muy activa es la gaviota corsa o de Audouin (Larus audouinii), endémica del Mediterráneo, y las gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus) y gaviotas cabecinegra (Larus melanocephalus). Acompañando las gaviotas, es frecuente observar varias especies de charranes, estilizados pájaros con alas delgadas y largas y colas forzadas, que recuerdan las golondrinas (de ahí que popularmente se hayan llamado golondrinas de mar). Destacan el charrán común (Sterna hirundo), el charrán patinegro (Sterna sandvicensis), y el charrancito común (Sterna albifrons). Todas estas especies son bastante llamativas y pescan lanzándose espectacularmente en picado hacia el agua.
Uno de los pájaros invernantes más grandes y espectaculares es el alcatraz común o atlántico (Morus bassanus), que se puede observar haciendo picados al agua. Los parásitos, más escasos (Stercorarius skua y S. parasiticus), acosan a las otras aves marinas hasta robarles la comida. También en ocasiones se observan grupos de aves que planean a pocos centímetros de las olas: en verano la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), y, durante todo el año, la más pequeña y oscura pardela balear (Puffinus mauretanicus) , muy escasa y también protegida.